Un anciano y una anciana se conocen en una fiesta para la tercera edad. Después de charlar un rato, deciden ir a un lugar más tranquilo, estacionan el vehículo y hacen el amor.
Finalizado el acto y mientras volvían, el anciano iba pensando:
– De haber sabido que era virgen me la hubiera llevado a un lugar más cómodo.
La anciana sentada en el asiento del copiloto pensaba:
– De haber sabido que se le levantaba, me hubiese quitado las bragas.