Un hombre entra en un bar y dice:
– Hola, ¿me pone una cerveza, por favor?
Y el camarero le dice:
– Oiga, pero, ¿no ve la gente que hay? ¿puede esperarse un momento?
El hombre, muy extrañado al ver que el bar estaba vacío se sienta en una silla pensativo, y decide esperar. Al cabo de 10 minutos se levanta y dice:
– Perdone, ¿podría ponerme ya la cerveza?, por favor…
– ¡Pero hombre! ¿no puede ser amable y esperarse?, tengo mucha faena, ¿no lo ve? ¡No puedo hacer todo al mismo tiempo!
El hombre cansado de la historia coge un cenicero y lo lanza contra el camarero, que pega un grito de dolor, se gira y le dice:
– Pero, ¿estás loco? ¿qué coño haces, tío?
Y el hombre le dice:
– ¡Sí hombre!, con la de gente que somos y he tenido que ser yo, ¿no?