Iban dos borrachos por el muelle, y de repente uno de ellos escucha una voz desesperada, que decía:
– ¡Una cuerda, una cuerda!
Y se asoman a ver quién era, y era un tio ahogándose y dice el borracho:
– Está viendo que se está ahogando, y todavía quiere ahorcarse.