Un matrimonio de gallegos va al médico, que le receta unos supositorios a la mujer. Al salir, se ponen a hablar entre ellos:
– Oye Manolo, ¿Qué es un supositorio?
– Pues la verdad es que no lo sé.
– Y entonces ¿Cómo los voy a usar?
– Pues no sé. Mira, lo mejor es que entremos otra vez y se lo preguntemos al medico, que debe saberlo.
– No, hombre, no, que se va a enfadar.
– ¡Qué se va a enfadar! Anda, mujer, no seas tímida.
Total, que vuelven a entrar y la mujer le pregunta al médico:
– Esto… ¿nos podría decir cómo se usan los supositorios?
– Sí, claro. Tiene que sacarlos del envoltorio, con un poco de cuidado para que no se rompan, y metérselos por el culo.
– Ves, Manolo, ya te dije que se iba a cabrear.
chistes de gallegos
Engañar a la máquina
Un gallego estaba en el aeropuerto de Barajas. Iba a tomar un avión para visitar GALICIA, cuando una cosa le llama la atención.
Era una computadora con voz, que identificaba a los pasajeros por un nuevo reconocimiento de imagen.
Cuando el gallego pasó,el sistema dijo:
– Francisco García, 52 años, español, casado, bigote, pasajero del vuelo 455 de Iberia.
Impresionado, el gallego se manda para el baño, se afeita el bigote, se cambia la camisa y camina de una manera diferente, para, fregar al sistema.
Cuando pasa de nuevo por la computadora, la voz le dice de nuevo…
– Francisco García, español, 52 años, ahora sin bigotes y con camisa nueva, pasajero del vuelo 455 de Iberia.
Paco no se da por vencido y se va de nuevo al baño,
abre la maleta donde tenía, los regalos para María, su esposa.
Se maquilló, se puso una peluca rubia, tacos altos, se pintó los labios, un vestido ajustado y dijo:
Ahora si friego a esa máquina y le demuestro que soy más inteligente que ella.
Cuando pasa por la computadora, esta grita…
– Ahí viene de nuevo Francisco García, 52 años, español, trasvesti, y que por maricón perdió el vuelo 455 de Iberia.