– Hola, ¿qué tal anoche?
– Fatal, me besó tan fuerte y me mordió los labios que creí que se me iba a explotar el implante de colágeno. Entonces me acarició el pelo y se me soltaron las extensiones.
– ¿Y..?
– Luego me tomó la cara con sus manos, hasta que le dije que parase, porque me estaba aplastando el botox. Además mis pestañas postizas se le pegaron en la nariz.
– ¿Y qué mas?
– Se puso a acariciarme las piernas y lo paré, porque me acordé que no me había depilado y, al detenerlo se me salieron dos uñas postizas. Después, en un ataque de lujuria me abrazó tan fuerte que casi me revienta las prótesis de las tetas y del culo.
– ¿Y qué pasó?
– Se puso a beber champagne de mi zapato.
– ¡Qué romántico!
– ¿Romántico?¡ Casi se muere! Se tragó el corrector del juanete que estaba dentro y casi se ahoga.
– ¿Y qué pasó?
– ¿Puedes creerme que se fue? ¡Para mí que era maricón!