Un hombre se encuentra con un viejo amigo que va con su esposa y le saluda:
– ¡Miguel, tanto tiempo sin verte!
– ¿Cómo te va Claudio?, Saluda el que va con la esposa.
– Bien, pero aún no estoy casado, ¿Y tú?
– Bien, excepto porque tengo una enfermedad contagiosa e incurable.
El amigo le da su más sentido pésame, se despide y se va. Entonces, la esposa le dice a su marido:
– Mi vida, ¿Por qué a todo el que te pregunta por ti le dices que tu enfermedad es contagiosa si sólo tienes cáncer en el pulmón?
– ¡Para que nadie se interese en ti cuando yo esté muerto!