Había una vez un niño tan feo, pero tan feo, que un día su madre lo llevó de camping y por la noche, los coyotes prendieron fogatas para que no se les acercara.
Era un ladrón tan tonto, que fue a robar a una tienda, y se llevó a los maniquies para no dejar testigos.
Envía este chiste
Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos y para mostrarte publicidad relacionada con sus preferencias en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos de navegación. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos.
Ver