Un farmacéutico entra en la cárcel y le pregunta su compañero de celda:
– ¿Por que te trincaron?
– Es una historia muy larga.
– Será por tiempo…
– Pues ahí va. Fui al médico a que me recetase la viagra, ya que yo soy farmacéutico, pero honrado. El médico me mandó al urólogo, el urólogo al medico, el médico me mandó a hacer unas pruebas para el corazón. Llegue a casa y me encontré a mi mujer con otro.
– ¡Y lo mataste!
– No, le di por culo a él y después a mi mujer.
– ¡Te denunció el amante de tu mujer!
– No, pero estaba tan cabreado que fui al urólogo y le di por culo.
– ¡Te denunció el urólogo!
– Que va, se ve que le gustó. Después fui al médico y también le di por culo.
– ¡Fue el médico, te denunció el médico.
– Tampoco, a él también le gustó. Fue un día en el supermercado. Un tipo me pilló mangando una botella de whisky. Quiso convencerme para que no lo hiciera, y yo, le bajé los pantalones y le di bien dado, lo malo fue que a él no le gustó y era policía.
– Menos mal que aquí no hay viagra.
– No me hace falta. Es ver un culo y me pongo palote. ¿En qué litera voy a dormir?
– En la que quieras, yo esta noche no duermo.
historias de humor
Dia de pesca
Hoy me levanté temprano, me puse los calzoncillos largos, me vestí con calma, me tomé un café, agarré mis cañas de pescar, me fui silenciosamente al garaje, puse las cañas en el maletero del coche y procedí a sacarlo del garaje bajo una lluvia torrencial.
Estaba toda la calle inundada y el viento gélido soplaba a una fuerza sobrenatural.
Sin lugar a dudas, no era un buen día para salir a pescar. Por lo que decidí volver a guardar el coche en el garaje, puse la radio y me enteré de que el mal tiempo iba a durar todo el día.
Entré de nuevo en mi casa, me desvestí silenciosamente y me deslicé dentro de la cama. Despacito me acurruqué contra la espalda de mi mujer, puse mis manos en sus pechos y le susurré al oído:
– El tiempo afuera está horrible.
Ella me contestó medio dormida:
– Ya lo sé. ¿Te puedes creer que el gilipollas de mi marido se fue hoy pescar?