Había un lepero con las dos orejas quemadas y su amigo le pregunta:
– ¿Por qué tienes las dos orejas quemadas?
El lepero le responde:
– Porque estaba planchando y llamaron por teléfono y contesté con la plancha.
– ¿Y la otra?
– Porque el tío imbécil volvió a llamar.