Un hombre decide disfrazarse de pobre y pedir limosnas. Un día estaba sentado, y justo pasa su novia, lo ve y le dice:
– Manolo, ¿Eres tu?
Y él le dice:
– Señorita, creo que usted se equivoca.
Ella dice:
– Iré a la casa de mi novio y comprobaré si es verdad.
Manolo se da prisa, se va corriendo a su casa y se quita el disfraz.
Cuando su novia llega le dice:
– ¿Sabes una cosa? había un hombre en la puerta de la iglesia, muy muy parecido a ti pidiendo limosna.
Y él le contesta:
– Mi amor ya te dije que no era yo.