Estamos en Septiembre y han comenzado de nuevo las clases. Una maestra, delicada ella, trata de que a los niños no les resulte muy traumática la vuelta al cole y saca el tema de las vacaciones.
– Y ahora me váis a hacer un dictado de las frases que yo ponga en la pizarra, corrigiendo las falta que yo ponga. Escribe en la pizarra: ‘En estas vacaciones me he havurrido mucho’.
– A ver Jaimito, ¿qué faltas ves tú?
– Te faltó un novio, seguro -, contesta.
El loco y el taxista
Un taxista pincha una rueda en frente a un manicomio. El taxista se dispone a cambiar la rueda, con tan mala suerte que no se da cuenta que las tuercas se le fueron por una alcantarilla de agua, al darse cuenta no sabe que hacer.
A todo esto hay un loco que estaba observando lo que le sucedía al taxista. Entrando en conversación el loco con el taxista, dicen:
– Señor, qué le paso?
– Perdí las tuercas en la alcantarilla, y no se como voy a ajustar la rueda de auxilio.
– Aaaaaah, ya entiendo, por qué no saca una tuerca de cada una de las 3 ruedas y se la pone en la de auxilio.
– Pues tiene usted toda la razón. Muchas Gracias! Le puedo hacer una pregunta?
– Si claro.
– Por qué está encerrado en el manicomio? Es inteligente usted, al darme la idea de las tuercas.
– Bueno… esque yo estoy encerrado por loco, no por estúpido.
pantalones marrones
Hace mucho tiempo vivió un hombre de mar, el Capitán Bravo. Era muy valiente y jamás mostró temor ante un enemigo. Una vez, navegando los siete mares, el vigía vio que se acercaba un barco pirata, y la tripulación del barco se volvió loca de terror. El capitán Bravo gritó
– Traigan mi camisa roja!!
y llevándola puesta instigó a sus hombres al ataque, y vencieron a los piratas. Unos días más tarde, el vigía vio dos barcos piratas. El capitán pidió nuevamente por su camisa roja, y la victoria volvió a ser suya.
Esa noche, sus hombres le preguntaron por qué pedia la camisa roja antes de entrar en batalla, y el capitán contestó:
– Si soy herido en combate, la camisa roja no deja ver mi sangre, y mis soldados continúan peleando sin miedo.
Todos los hombres quedaron en silencio, maravillados por el coraje de su capitán.
Al amanecer del día siguiente, el vigía vio no uno, no dos sino DIEZ barcos piratas que se acercaban. Toda la tripulación dirigió en silencio sus ojos al capitán, que con voz potente, sin demostrar miedo, gritó:
– Tráingame mis pantalones marrones!
Problema de mantenimiento
La esposa que llama desesperada y molesta a la recepción del hotel:
– Por favor vengan rápido que estoy teniendo una discusión con mi esposo y él dice que va a saltar por la ventana.
De la recepción le responden:
– Señora, ese es un asunto personal.
Y la esposa contesta:
– Sí, señor, pero la ventana no se abre, y eso ya es un problema de mantenimiento de ustedes.