Llega un trabajador a la casa de una señora y le dice:
– ¡Señora, su esposo estiró la pata!
– ¿Qué?
– Su esposo murió.
– ¿Pero cómo?
– Le cayó un ladrillo en la mano.
– ¿En la mano?, pero entonces, ¿Cómo murió?
– Es que le cayó cuando se estaba rascando la cabeza.